viernes, 9 de noviembre de 2012

El actual Baldaquino o Ciprés del Altar Mayor de la Catedral Basílica de la Puebla de los Ángeles




Miguel Hipólito Hernández Campos
 


Diseñado y construido bajo la dirección de Manuel Tolsá, Arquitecto y escultor español (1757-1816) y concluido en 1818 por José Muzo y Jaramillo, arquitecto nacido en Puebla (1789-1860).

En México los baldaquinos se conocen popularmente bajo la denominación de “Ciprés” término muy expresivo y que señala formas estilizadas que adopta, muy semejantes a la del Ciprés.

Su construcción inició en 1797 y se concluyó en 1818. Bajo la simple observación se advierte que se compone en forma integral de dos puntos separables coronados por sendos domos: el tabernáculo interior y el baldaquino circundante.

El tabernáculo interior se encuentra coronado por la figura en bronce dorado de la inmaculada concepción. La que se encuentra rodeada de cuatro ángeles emergiendo de nubes. Uno de ellos sujeta una estrella motivo que identifica a los personajes de santidad; otro, presenta ramos del palma en sus manos, símbolo clásico de la victoria y el triunfo; un tercero sostiene una rosa abierta en su mano derecha símbolo de la pureza; y el cuarto lleva un espejo atributo de Maria reminisente del dogma de la “Lux Nova”.

Esta escultura posa sobre el mundo que es envuelto por una serpiente y debajo de esta se encuentra el tabernáculo asentado en una peana con cuatro pilastras que recu??? En modillones y cornisa. En sus ángulos aparecen cuatro esculturas de bronce de angelitos. En sus cuatro lados tiene puertecillas de bronce encerrados en unos marcos de medio punto que muestran interesantes relieves que representan: 1.- A San Juan Evangelista,  envuelto  en su túnica sobre una nube mirando hacia el sol con un águila hacia su costado, sujetando un libro que representa el Evangelio; 2.- A san Lucas
en actitud de sostener  el Evangelio. Un buey predomina en la escena, 3.- a San Marcos Evangelista representado como un hombre barbado, con su respetivo libro en las manos y una pluma en la otra. Un león a su costado; y 4.- A san Mateo Evangelista que escucha a un ángel que le susurra al oído y sujeta un libro.

Estas escenas se complementan con querubines, nubes y rayos. Tales relieves son obra de José Salomón. Y las puertecilllas se abren mediante un mecanismo que ingenió el relojero Mariano Vargas.

El baldaquino circundante esta coronado por una estatua  de San Pedro Hecha  de estuco, que posa sobre un domo en cuya base hay cuatro frontones menores coronando ventanas abovedadas en la parte superior de los frontones menores hay grupos de pequeños ángeles. A nivel inferior y sobre frontones quebrados se encuentran  - flanqueado los lados- estatuas de Ángeles adolescentes con sus alas desplegadas y túnicas flotantes. También realizados en estuco. En los vacíos de esos frontones quebrados se llena el espacio  con grandes resplandores con el monograma de María enmarcado en un escudo central.

En el segundo nivel del ciprés 16 columnas en pares sostienen 12 cornisas en forma de anillo, distribuidas en cuatro frentes. Entre las columnas están los cuatro doctores de la Iglesia, elaborados en estuco por José Patiño Ixcolinque. San Jerónimo se muestra como un anciano con una trompeta y su libro. San Agustín, vestido con el hábito de su orden y leyendo uno de sus escritos, sostiene una cruz y la mitra del obispo. San Ambrosio luce túnica episcopal como obispo de Milán, con su correspondiente libro, cruz y mitra. Y san Gregorio exhibe su tiara papal y un báculo de obispo con doble cruz en su mano izquierda sujeta un libro.

Cada una de estas esculturas mide 2.50 metros de altura. El baldaquino tiene una base circular, pero su planta es un octágono.

El primer cuerpo tiene adosados cuatro altares dirigidos a los puntos cardinales. El mayor de estos da hacia el poniente en donde esta el coro y es el único que realmente tiene sagrario; los otros tres solo simbólicamente tiene una puertecilla de bronce con un relieve alusivo a la  Eucaristía.

Debajo de cada uno de los mencionados doctores de la iglesia en la base, se encuentran las puertas de acceso al panteón de los obispos, las que se abren solamente una vez al año, el 2 de noviembre para que la gente visite la cripta.

Si desea  admirar en vivo esta imponente obra, acuda a nuestra catedral y observe detenidamente cada uno de los detalles descritos y se dará cuenta de la magnitud y grandeza de este monumento.